Hechos intencionados: Liberación de sustancias químicas e incendios de petróleo

2022-11-07 16:02:07 By : Ms. megan pi

Pueden liberarse de forma intencionada sustancias químicas tóxicas para causar lesiones, pánico y muerte en la población objetivo. Las siguientes preguntas frecuentes proporcionan información general sobre las medidas que las personas pueden tomar para protegerse contra la exposición a sustancias químicas tóxicas, qué hacer en caso de una exposición química tóxica real y los posibles efectos sobre la salud de las sustancias químicas tóxicas. Gran parte de esta información también puede aplicarse a la liberación accidental de sustancias químicas tóxicas.

Durante los incendios de petróleo y productos derivados del petróleo pueden liberarse compuestos tóxicos en el aire.  La columna de humo generada puede elevarse a varios cientos de metros y dispersarse a cientos de kilómetros en la dirección del viento. La eficiencia del proceso de combustión en los incendios (los compuestos menos tóxicos en la columna de humo), la naturaleza y la cantidad de contaminantes del humo dependen de los vientos locales y las condiciones climáticas. Los incendios relacionados con el petróleo pueden durar algunos días y ser difíciles de extinguir.

La quema de petróleo produce una amplia gama de contaminantes, como hollín (principalmente carbono) y gases (principalmente dióxido de carbono, monóxido de carbono, dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos volátiles [por ejemplo, benceno], hidrocarburos aromáticos policíclicos, sulfuro de hidrógeno y gases ácidos [por ejemplo, ácido sulfúrico]).

El fuego puede producir gases irritantes, corrosivos y/o tóxicos, especialmente si tienen lugar en instalaciones industriales donde también se almacenan o utilizan otros productos químicos.

El humo emitido por la combustión de petróleo contiene gases y partículas que pueden tener efectos tóxicos para nuestro organismo.

El dióxido de azufre (SO2) y el dióxido de nitrógeno (NO2) son gases que son reactivos, tóxicos y un fuerte irritante para los ojos y las vías respiratorias al formar ácidos. El dióxido de nitrógeno puede alcanzar las partes profundas de los pulmones (el área crítica de intercambio de gases de los pulmones), de modo que incluso las concentraciones bajas pueden causar edema pulmonar, que puede demorarse en aparecer.

El monóxido de carbono (CO) es un subproducto común de la combustión incompleta. La toxicidad del CO es aguda y se deriva de su alta afinidad con la molécula de hemoglobina en los glóbulos rojos.

Las partículas de diferentes tamaños, principalmente carbono elemental (hollín) e hidrocarburos determinan el color negro de la columna de humo. El tamaño de las partículas desempeña un papel crucial en la determinación del tiempo durante el cual se mantendrán en suspensión en el aire, así como de sus efectos sobre la salud (cuanto menor sea su tamaño, más tiempo estarán suspendidas).

Los compuestos orgánicos volátiles pueden incluir benceno, que es un carcinógeno conocido. Los hidrocarburos aromáticos policíclicos son un grupo de hidrocarburos producidos por la combustión incompleta de petróleo que se han definido como carcinógenos conocidos o sospechosos. Teniendo en cuenta el bajo nivel de hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) detectado hasta ahora en la columna de humo provocada por la combustión de productos derivados del petróleo, es probable que solo supongan un pequeño peligro de exposición.

La inhalación es la vía predominante de exposición. Cualquier efecto consiguiente sobre la salud dependería de la concentración de los contaminantes inhalados, la duración de la exposición y la proximidad/ubicación de los incendios de petróleo y de su columna de humo. El principal sistema objetivo es el respiratorio: nariz, senos paranasales, garganta, pulmones. Los gases y partículas más pequeñas se asientan en las vías respiratorias medias. Las partículas aún más pequeñas pueden alcanzar las vías respiratorias bajas en los pulmones. La inhalación de niveles muy altos de esas partículas durante un largo período de tiempo puede empeorar las afecciones respiratorias preexistentes (por ejemplo, asma, afecciones pulmonares por fumar). Los niños y las personas con afecciones cardiorrespiratorias también corren mayor riesgo.

Acute effects are caused mostly by particulate matter, carbon monoxide, sulfur oxides, nitrogen oxides, and volatile organic compounds.

These include upper respiratory tract and skin irritation; runny nose; cough; shortness of breath; eye, nose, and throat irritation; and aggravation of sinus and asthma conditions. Rare, dizziness of suffocation was reported.

Hay que evitar la exposición sin protección a la columna de humo visible. 

Quédese en casa si el lugar es seguro. Para que lo sea, evite que el aire exterior penetre en el interior: cierre ventanas y puertas, apague el sistema de ventilación y cierre las rejillas de ventilación. 

Los bomberos y otras personas que trabajan en las proximidades de un gran incendio de petróleo con columnas de humo asociadas deben estar equipados con respiradores y protección dérmica.

Hay una serie de características que indican que se ha liberado una sustancia química tóxica: cuantas más características se perciban, mayor será la probabilidad. Entre esas características figuran las siguientes: un olor indescifrable, parecido al olor a ajo, rábano picante, cebolla y lejía, o un olor afrutado; una neblina o nube visible que no se corresponda con la meteorología; la presencia de gotitas o una película aceitosa en las superficies; la presencia de un dispositivo sospechoso, como un proyectil explotado o un camión cisterna abandonado (especialmente en las proximidades del olor o la neblina); múltiples animales enfermos o muertos, y múltiples personas enfermas o muertas.

Algunos síntomas típicos incluyen: irritación ocular, picazón en la nariz, estornudos, tos, dificultad para respirar, secreción de ojos y nariz, babeo, picazón o escozor en la piel, necesidad repentina de orinar, defecar o vomitar, visión borrosa, espasmos musculares, mareos, desorientación, sensación de desmayo.

Puede que no sea posible identificar a qué tipo de sustancias químicas han estado expuestas las personas porque los síntomas causados por diferentes sustancias químicas pueden ser similares, y la gravedad de los síntomas depende de la duración y dosis de exposición.

Si la liberación se ha producido dentro de un edificio o un espacio cerrado, debe hacer lo que sea necesario para encontrar aire limpio rápidamente: salga del edificio sin pasar por la zona contaminada o rompa una ventana para acceder a aire limpio.

Si se encuentra usted al aire libre, debe procurar alejarse de la fuente lo más rápido posible, si es posible manteniéndose contra el viento (para que cualquier soplo de viento aleje de usted la sustancia química) o desplazándose con viento cruzado. Muchas armas químicas son más pesadas que el aire, por lo que generalmente una buena idea es dirigirse a un terreno más elevado.

Si la liberación se ha producido al aire libre, protéjase entrando en un edificio y cerrando las ventanas, puertas y rejillas de ventilación y apagando cualquier dispositivo que atraiga el aire desde el exterior (por ejemplo, aparatos de aire acondicionado). Sintonice las emisoras que emiten comunicaciones y actualizaciones de las autoridades locales para seguir instrucciones sobre cualquier medida que deba tomarse.

La mayoría de las liberaciones de sustancias químicas y las armas químicas provocan daño por inhalación, y algunas también son nocivas por contacto y absorción cutánea. Algunas sustancias químicas tienen un efecto rápido, como la mayoría de los agentes nerviosos, mientras que otros pueden demorar algunas horas en causar efectos, como el gas mostaza. Es importante eliminar lo más rápido posible las sustancias químicas de la piel para evitar que se absorban y la dañen. La ropa proporciona una protección limitada y temporal contra la exposición dérmica, de modo que quitándose la ropa a menudo se eliminará una gran proporción de la sustancia química. Dado que la ropa contaminada supone una fuente de exposición a otras personas, por ejemplo, cualquier persona que acuda en su ayuda, si se quita la ropa y la coloca en un recipiente que se pueda cerrar (por ejemplo, una bolsa de plástico resistente) también protegerá a otras personas. También debe procurar lavarte con agua y jabón, o con agua sola, sin olvidar el cabello y las orejas. Si sus ojos están irritados, enjuáguelos durante unos minutos con las manos limpias y agua limpia y fría. Seguidamente debe buscar ayuda médica. Para más información sobre la descontaminación véase a continuación.

Una vez que se haya alejado de la fuente y haya encontrado un lugar seguro, debe quitarse la ropa lo más rápido posible (véase más abajo), y luego lávese todo el cuerpo y el cabello con agua y jabón (idealmente), o solo con agua. No se frote, ya que podría dañar su piel y aumentar la absorción de la sustancia química. Si sus ojos están irritados, enjuáguelos durante unos minutos con las manos limpias y agua limpia y fría.

Al quitarse la ropa, debe tratar de evitar esparcir la sustancia química de la ropa sobre su piel, por ejemplo, no se saque la ropa por la cabeza; si es posible, es mejor cortarla. Procure no tocar ninguna zona húmeda o polvorienta. Ponga la ropa en un recipiente que pueda cerrar, como una bolsa de plástico resistente. Trate de evitar tocar la ropa contaminada con las manos desnudas: use algún recurso o guantes de goma gruesos. Coloque todo efecto personal u otro objeto contaminado en la misma bolsa. Cierre la bolsa de forma segura y, si es posible, colóquela dentro de otra bolsa y ciérrela herméticamente. Recuerde que el contenido está contaminado, de modo que ponga una advertencia en la bolsa y colóquela en un lugar seguro fuera hasta que se pueda desechar.

Si es posible, descontamínese antes de ir a buscar atención médica. Así reducirá su propia exposición a la sustancia química y evitará que contamine a otras personas y lugares, incluidos los trabajadores de la salud y los centros de atención de salud. No se sorprenda si lo someten a otro proceso de descontaminación antes de que se le permita ingresar en un establecimiento de salud.

Debe tener cuidado de no contaminarse usted mismo. No debe entrar en un área contaminada químicamente a menos que haya recibido capacitación para trabajar en ella y use un equipo de protección personal especializado, que incluya traje y guantes resistentes a los productos químicos, protección ocular y respirador con filtro purificador del aire. Si no dispone de ese equipo y la víctima está consciente y es capaz de moverse, entonces anímela a desnudarse y lavarse a sí misma. Busque ayuda médica para la víctima lo más rápido posible. Tenga en cuenta que no debe llevar a las víctimas contaminadas químicamente a un establecimiento de salud, o de lo contrario correrá el riesgo de contaminar la instalación, al personal y otros pacientes. Antes de ingresar en un establecimiento de salud los pacientes deben descontaminarse.

En principio, para infligir daño se puede utilizar cualquier producto químico tóxico en combinación con un método de administración adecuado. Durante el siglo XX, se elaboraron a gran escala diversos grupos de sustancias químicas como armas. Esta categoría de arma emplea la toxicidad de sus componentes activos para causar incapacidad temporal, daño permanente o la muerte. Las armas químicas pueden ser irritantes, agentes pulmonares, sustancias químicas incapacitantes, agentes vesicantes, agentes nerviosos o asfixiantes. Dependiendo del agente involucrado y de los medios usados para la dispersión, las armas químicas pueden presentarse en forma líquida, sólida o gaseosa. La producción, almacenamiento, transferencia y empleo de armas químicas están prohibidos en virtud de las disposiciones de la Convención sobre las Armas Químicas, que entró en vigor en abril de 1997.

En la mayoría de los casos, el tratamiento conlleva la eliminación de la exposición, la descontaminación y la atención sintomática y de apoyo, pero el tipo de tratamiento requerido diferirá en función de las sustancias químicas involucradas. Solo se dispone de antídotos para un número muy limitado de sustancias químicas, por ejemplo, para los agentes nerviosos. Esos antídotos deben administrarse bajo supervisión médica tan pronto como sea posible después de la exposición.

Los agentes nerviosos incluyen sustancias como el sarín, el tabún y el VX.

Algunos plaguicidas actúan de un modo similar, pero son menos tóxicos que los agentes nerviosos. Estas sustancias químicas se absorben por inhalación y a través de la piel y las membranas mucosas. También son tóxicas si se ingieren, por ejemplo, a través de alimentos o agua contaminados. Una vez absorbidos afectan al sistema nervioso y provocan, entre otras cosas, secreción nasal, ojos llorosos, babeo, sudoración, vómitos y diarrea, incontinencia, opresión en el pecho y dificultad para respirar, tos, confusión, espasmos musculares, colapso y convulsiones.

Los agentes nerviosos pueden ser líquidos (gotitas suspendidas en el aire o en una superficie) o vapor, dependiendo del agente y las condiciones climáticas. La prevención contra los agentes nerviosos requiere protegerse contra la inhalación y el contacto.

Es por ello que debe procurar alejarse de la fuente lo más rápido posible, si es posible manteniéndose contra el viento (para que cualquier soplo de viento aleje de usted la sustancia química) o desplazándose con viento cruzado, y evitar tocar superficies, o bien tocarlas usando protección (guantes, pañuelos, ...). Los agentes nerviosos son más pesados que el aire y tienden a depositarse en las zonas bajas, por lo que si puede diríjase a un terreno más elevado.

Una vez que haya llegado a un área segura, debe quitarse la ropa lo más rápido posible (consulte la sección sobre descontaminación) y lavarse todo el cuerpo, incluido el cabello, con agua y jabón (idealmente) o agua sola. No se frote, ya que podría dañar su piel y aumentar la absorción de la sustancia química. Si sus ojos están irritados, enjuáguelos durante unos minutos con las manos limpias y agua limpia y fría. Seguidamente debe buscar ayuda médica.

El cloro es un gas de color amarillo verdoso con un olor distintivo a lejía. Es extremadamente irritante, y su exposición dará inmediatamente lugar a escozor y lagrimeo de los ojos, además de tos, sensación de opresión en el pecho, dificultad para respirar, dolor de cabeza, y náuseas y vómitos. Tras una exposición grave, puede presentarse edema pulmonar al cabo de 12-36 horas. El cloro también puede causar irritación cutánea, y la exposición al gas comprimido a medida que pierde presión puede producir congelación.

Debe procurar alejarse de la fuente lo más rápido posible, si es posible manteniéndose contra el viento (para que cualquier soplo de viento aleje de usted la sustancia química) o desplazándose con viento cruzado. Dado que el cloro es más pesado que el aire, debe evitar las zonas bajas y dirigirse a un terreno más elevado.

Una vez que haya llegado a un área segura, debe quitarse la ropa lo más rápido posible (véase más abajo) y lavarse todo el cuerpo, incluido el cabello, con agua y jabón (idealmente) o agua sola. Si sus ojos están irritados, enjuáguelos durante unos minutos con las manos limpias y agua limpia y fría. Seguidamente debe buscar ayuda médica.

Si cree que ha estado expuesto a cloro líquido (por ejemplo, si estuvo cerca de una bombona de descarga de cloro), entonces debe tener cuidado al quitarse la ropa para tratar de evitar la propagación de esa sustancia química de la ropa a su piel (por ejemplo, no se quite la ropa por la cabeza; si es posible, es mejor cortarla). Procure no tocar ninguna zona húmeda o polvorienta. Si la ropa está pegada a su piel, no se la quite: remoje el área con agua tibia y trate de desprender la ropa. Ponga la ropa en un recipiente que pueda cerrar, como una bolsa de plástico resistente. Procure evitar tocar la ropa contaminada con las manos desnudas: use algún recurso o guantes de goma gruesos. Coloque todo efecto personal u otro objeto contaminado en la misma bolsa. Cierre la bolsa de forma segura y, si es posible, colóquela dentro de otra bolsa y ciérrela herméticamente. Recuerde que el contenido está contaminado, de modo que ponga una advertencia en la bolsa y colóquela en un lugar seguro fuera hasta que se pueda desechar.

Existen diferentes tipos de gas mostaza, como la mostaza sulfurada y la mostaza nitrogenada, pero todos son agentes vesicantes. Una persona puede exponerse por contacto con la piel o los ojos y por inhalación del vapor. También son tóxicos si se ingieren, por ejemplo, a través de alimentos o agua contaminados. El gas mostaza puede permanecer en el ambiente durante algunos días.

Los diferentes tipos de gas mostaza son sustancias químicas irritantes que pueden causar ampollas y daño a la piel, los ojos y los pulmones. La exposición puede provocar con relativa rapidez irritación ocular, tos, ronquera e irritación leve de la piel, pero a menudo los efectos graves de la exposición, incluidas las características ampollas, se manifiestan tras algunas horas. Los efectos pueden incluir dolor en los ojos y dificultad para ver, arcadas y vómitos, picazón y enrojecimiento de la piel y formación de ampollas, tos, estornudos, dificultad para respirar e infección torácica. La exposición al gas mostaza generalmente no causa la muerte.

Debe procurar alejarse de la fuente lo más rápido posible, si es posible manteniéndose contra el viento (para que cualquier soplo de viento aleje de usted la sustancia química) o desplazándose con viento cruzado. Evite tocar superficies contaminadas y cualquier charca de líquido o agua que pueda estar contaminado. El gas mostaza es más pesado que el aire y tiende a ocupar las zonas bajas, por lo que si puede diríjase a un terreno más elevado.

Una vez que haya llegado a una zona segura, debe quitarse la ropa lo más rápido posible (véase más abajo) y lavarse todo el cuerpo, incluido el cabello, con agua y jabón (idealmente) o agua sola. No se frote, ya que podría dañar su piel y aumentar la absorción de la sustancia química. Si sus ojos están irritados, enjuáguelos durante unos minutos con las manos limpias y agua limpia y fría. Seguidamente debe buscar ayuda médica.

Al quitarse la ropa, debe tratar de evitar esparcir la sustancia química de la ropa sobre su piel, por ejemplo, no se saque la ropa por la cabeza; si es posible, es mejor cortarla. Procure no tocar ninguna zona húmeda. Ponga la ropa en un recipiente que pueda cerrar, como una bolsa de plástico resistente. Procure evitar tocar la ropa contaminada con las manos desnudas: use algún recurso o guantes de goma gruesos. Coloque todo efecto personal u otro objeto contaminado en la misma bolsa. Cierre la bolsa de forma segura y, si es posible, colóquela dentro de otra bolsa y ciérrela herméticamente. Recuerde que el contenido está contaminado, de modo que ponga una advertencia en la bolsa y colóquela en un lugar seguro fuera hasta que se pueda desechar.

La OMS ha publicado orientaciones sobre la respuesta de salud pública a las armas biológicas y químicas. Están disponibles en el sitio web de la OMS:

En las siguientes páginas web se puede encontrar una serie de hojas de información en inglés y árabe sobre la exposición a sustancias químicas:

Además, en el sitio web del Programa Internacional de Seguridad de las Sustancias Químicas (INCHEM) está disponible información sobre una amplia gama de sustancias químicas.

En el sitio web de la OIT se puede consultar información resumida sobre las sustancias químicas, presentada en forma de fichas internacionales de seguridad química elaboradas por la OMS y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que pueden consultarse en la página web de la OIT.

La OMS ha publicado orientaciones sobre esta cuestión en Mental Health of Populations Exposed to Biological and Chemical Weapons.

Después de la liberación de un arma química, los alimentos y/o el agua pueden contaminarse. Además, las sustancias químicas pueden introducirse deliberadamente en la cadena alimentaria o en el suministro de agua. Los agentes nerviosos sarín y tabún se mezclan fácilmente con el agua y, dependiendo de su concentración en ella, pueden causar intoxicación si se consume o se usa en la piel el agua contaminada. Sin embargo, estas sustancias químicas no son persistentes en el agua y generalmente se degradan al cabo de 1-2 días. El agente nervioso VX es menos soluble pero más persistente, y se descompone en una sustancia química que es tóxica por ingestión. En el agua, los gases mostaza pueden formar glóbulos envueltos por una capa externa protectora. Esos glóbulos pueden sedimentarse y persistir durante algunos años, de modo que siguen representando un peligro por contacto e ingestión. Procure evitar el contacto con alimentos o agua que cree que podrían estar contaminados y su consumo.

La OMS ha publicado las siguientes orientaciones sobre la protección de los sistemas de suministro de alimentos y agua contra la contaminación química deliberada (en inglés):

En la mayoría de los países, las tareas de detección y vigilancia de la presencia de armas químicas recaen en unidades especializadas. Existen estuches comercialmente disponibles para la detección de las armas químicas comúnmente conocidas, y las autoridades civiles, como las brigadas de bomberos, la policía, el personal médico de emergencia y el ejército pueden usarlos. Los efectos de las armas químicas suelen advertirse rápidamente.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) tiene la responsabilidad de supervisar y verificar la destrucción segura de estas armas en los países que son partes en la Convención sobre las Armas Químicas. Existen diferentes técnicas, incluida la incineración, para destruir las armas químicas, pero los métodos más antiguos, como el vertimiento, el enterramiento o la quema a cielo abierto, están prohibidos por la Convención sobre las Armas Químicas.

De conformidad con la resolución WHA55.16 de la Asamblea Mundial de la Salud, aprobada en mayo de 2002, la OMS presta apoyo técnico a sus Estados Miembros para impulsar o fortalecer la preparación y respuesta ante el uso deliberado de agentes biológicos y químicos para causar daños.

En virtud del Reglamento Sanitario Internacional, la OMS presta asistencia a los Estados Miembros para hacer frente a las consecuencias para la salud pública de las emergencias químicas y de otro tipo y, por consiguiente, responderá si se le solicita asistencia.

Previa solicitud, la OMS también proporcionará apoyo técnico al Mecanismo del Secretario General de las Naciones Unidas para investigar el presunto uso de armas químicas y biológicas, pero no desempeña un papel formal en la investigación del uso de dichas armas.

La declaración de la Asamblea Mundial de la Salud en la resolución WHA20.54 (25 de mayo de 1967) de que «los progresos científicos, en particular los de la biología y la medicina, ciencia humanitaria por excelencia, deben utilizarse exclusivamente en beneficio de la humanidad y nunca en su daño» sigue siendo tan válida hoy como lo era entonces.

La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que es la organización ejecutora de la Convención sobre las Armas Químicas, puede prestar asistencia si se usan armas químicas o se amenaza con su utilización.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la OMS están reforzando sus operaciones de vigilancia de las enfermedades y de respuesta a ellas para incluir el sabotaje de alimentos y proporcionar orientación a los Estados Miembros en el desarrollo de sus programas de prevención, detección y respuesta a las amenazas terroristas a los alimentos.