Entrevista con el equipo de cirujanos de San Rafael de Cádiz “Los casos que no tienen un final feliz se quedan grabados con fuego en la mente”

2022-11-07 15:36:44 By : Mr. Shawn Tang

TEMAS: Avería ferry Cádiz Candidatura Ismael Beiro Francisco Bohórquez Las Flores Promoción Concert Music Las Banderas Cádiz Agresión Halloween Cádiz

Facebook Twitter Telegram Youtube Instagram Flipboard

Consulta en PDF toda la información en tu dispositivo favorito

Los doctores Ortiz, Mora y Jiménez conforman el equipo de cirujanos del hospital de San Rafael de Cádiz

Ignacio Ortiz, director médico del hospital de San Rafael: "Decirle al paciente esto no tiene solución es siempre un momento difícil de edulcorar. A eso no se acostumbra uno nunca”

María José Jiménez, Ignacio Ortiz y Luis Miguel Mora, en uno de los quirófanos del hospital de San Rafael. / Julio González (Cádiz)

Joaquín Benítez 06 Noviembre, 2022 - 06:00h

-Un cirujano lo mismo nos quita una verruga que nos estirpa un riñón.  ¿No es demasiado amplio el abanico?

-María José Jiménez:  Sí, en la cirugía general, lo que son tumores pequeños, pared abdominal, proctología,  cirugía de urgencias… Eso lo hacemos todos. Se nos presupone a todos que la debemos controlar. Luego están las subespecialidades.

-Ignacio Ortiz: En una guardia no hay opciones ni especialidades. Si entra una urgencia, el cirujano que esté de guardia lo tiene que tratar traiga lo que traiga. Por eso es importante destacar que San Rafael ofrece un  servicio de guardia todos los días del año, desde  el 1 de enero al 31 de diciembre… A eso hay que sumarle que contamos con un servicio de UCI, un banco de sangre, y con otras especialidades como la medicina interna, la urología, la ginecología… todos también de guardia, con lo que el paciente puede ser tratado ante una urgencia por un equipo multidisciplinar que cubra todas las posibles necesidades de esa urgencia.

"La visión global del paciente te abre muchas puertas para poder conseguir el mejor tratamiento”

-¿Pero puede que a día de hoy haya otros centros sanitarios abiertos al público y a las compañías aseguradoras a los que uno no pueda llegar con una urgencia a las cuatro de la mañana y encontrarse con que no haya un especialista concreto de guardia?

-Luis Miguel Mora: Claro que sí… Y al final terminan mandándonos a ese enfermo a este hospital.

-M.J.J: O puede que no tengan UCI, o que no tengan banco de sangre…

-¿Y no hay unas exigencias legislativas a este respecto que exijan que un centro para llamarse clínica u hospital deba tener estas coberturas?

-I.O: Depende un poco de cómo esté catalogado ese hospital. Según su nivel tendrá unas exigencias u otras. Nosotros tenemos un nivel alto de exigencias porque estamos catalogados en los primeros puestos dentro de la nomenclatura. No somos el Hospital Universitario Puerta del Mar o el Virgen del Rocío pero somos un hospital comarcal como puede ser, por ejemplo, el hospital de Puerto Real. Nosotros podemos hacer un TAC o una resonancia de urgencias, tenemos todo el aparataje funcionando las 24 horas del día con personal al frente muy cualificado, y eso, a lo mejor, no se da en todos los centros. Una de las bondades de este hospital  es que el cirujano tiene todas las pruebas diagnósticas que precisa en cuestión de minutos. Y luego tiene el apoyo, si lo precisa, de otros compañeros de otras especialidades. 

"La Medicicina ha ganado esa conexión entre los profesionales y el primer beneficiario es el paciente ”

-¿Los que lleváis aquí más años habéis vivido una gran evolución y revolución dentro de este hospital en los últimos 20 años?

-I.O.: Por supuesto. La medicina avanza tal y como avanza la técnica. Ahora hay mejores pruebas de imagen, sin ir más lejos. Cuando yo empecé a estudiar la Medicina no existía la resonancia como tal. Ahora tenemos las mejores pruebas de imagen, hay equipos informáticos que son capaces de traducir eso en imágenes tridimensionales que ayudan a los cirujanos a, por ejemplo, localizar anatómicamente una lesión. Estos avances nos permiten hacer mejor nuestro trabajo.

-L.M.M: Otro avance crucial es que hace 20 años se tendía a trabajar menos en equipo. Ahora sí lo hacemos.

-M.J.J: En todos los hospitales se van imponiendo los comités multidisciplinarios, las reuniones, para que se intente no tomar una decisión unipersonal en según qué circunstancias.

El director médico y jefe del área de Cirugía del hospital de San Rafael de Cádiz, Ignacio Ortiz. / juli (Cádiz)

-¿Y tanto ha cambiado la cirugía?

-M.J.J.: Mi padre es cirujano también y yo hablo con él y me cuenta que, antes, en las urgencias se operaban cosas muy distintas a las que ahora se operan. Nosotros ahora no abrimos una vía biliar porque está el endoescopista que, mediante el CPRE, extrae los cálculos de la vía biliar. Pero antes era una cosa muy frecuente durante una guardia, según mi padre. Antes era muy frecuente atender en urgencias una perforación gástrica. Ahora, con el omeoprazol y con los medicamentos que lo evitan, es muy raro encontrártelos.

-I.O.: Tal y como decía el doctor Mora, algo muy importante es ese intercambio de información multidisciplinar. Para eso existen los comités y comisiones clínicas. No es otra cosa que reuniones interservicios donde van desde el hematólogo, el radiólogo, el hematólogo, el intensivista, todos los equipos quirúrgicos… para discutir sobre una serie de casos. 

-¿Y qué casos requieren discusión?

-I.O.: Todos los casos oncológicos. Y aquellos casos que, por su diagnóstico o por el tratamiento, tienen una dificultad y, por eso, se pide esa colaboración a los compañeros. También ocurre que los especialistas muchas veces nos encerramos en nuestro entorno, los cirujanos, por ejemplo, en el quirófano, pero la visión global del paciente te abre muchas puertas para tener un mejor tratamiento. De ahí que poner en común a un paciente entre todos los especialistas hace que mejore el resultado terapéutico.

-Cuando les llega el momento de decirle a un paciente que lo que tiene es un cáncer, ¿no es un acto de mucha responsabilidad?

-L.M. Eso lo ve con certeza el patólogo. Nosotros lo quitamos y el que tiene que aportar ese plus de seguridad es el patólogo

-I.O.: Por eso es importante la conexión entre los servicios. En esas reuniones clínicas se escucha la opinión de los patólogos cuando se va a decidir qué vamos a hace con un paciente, si hay biopsia previa, si no la hay… Y ellos no ven pacientes, ven las extensiones celulares que  prepara previamente el laboratorio de anatomía patológica. Lo que sí ha ganado la Medicina es esa interconexión entre los profesionales que hace que el primer beneficiario sea el propio paciente.

La doctora María José Jiménez Vaquero / Julio González (Cádiz)

"Mi padre, que es también cirujano, me dijo que si no le operaba yo, que no se operaba, así que tiré para adelante”

-¿Se aprende a decirle a un paciente o a un familiar eso de “esto no tiene solución”?

-I.O.: A eso no se acostumbra uno nunca. Es siempre un momento difícil de edulcorar. Es duro, pero evidentemente uno sabe que ha agotado todas las posibilidades y, aún así,  siempre buscamos un resquicio para intentar darle una esperanza al paciente. Afortunadamente ese no es el día a día de la medicina. El día a día te permite solucionar muchas cosas, curar a mucha gente…

-Supongo que la mente será selectiva y os quedáis con los mejores casos con final feliz, ¿no?

-M.J.J.: Los casos que no tienen un final feliz se te quedan grabados en la mente para toda la vida. Además a fuego.  Son malos ratos que pasamos todos en los que, a veces, nos llegamos a preguntarnos quién me ha mandado a mí ser cirujano. Te acuestas por la noche y te levantas por la mañana con el caso en la mente. 

-L.M.M: A veces los casos que se te olvidan son esos que han tenido un final feliz. Y curiosamente no se te olvidará nunca un caso que haya ido mal. 

-¿No logra dejar el caso de lado cuando se quita la bata de médico?

-M.J.J: No, para nada. Siempre intentamos no llevar nunca un “aquí no hay solución. Ese es ya el último recurso”. Nunca somos tan drásticos y les hablamos de que esto, de momento, no se puede extirpar y vamos a dar un tratamiento. Entonces el paciente ya es el que se va dando cuenta. Les mandamos al oncólogo, lo ven, lo valoran… y poco a poco los enfermos y sus familiares van asumiendo la enfermedad.

El doctor Luis Miguel Mora, cirujano del hospital de San Rafael de Cádiz / Julio González (Cádiz)

"Soy ateo pero he estado a punto de morirme 5 veces y tengo en el cabecero de mi cama la medalla de la Virgen de Alcalá”

-¿Les sorprende a veces la reacción de los pacientes?

-L.M.M.: La entereza del paciente. Todos te dan auténticas lecciones. Yo sólo habré visto a dos o tres en mi vida que se hayan echado a llorar.

-M.J.J.: Seguramente lloran luego cuando llegan a sus casa.

-I.O.: A veces cuando das ese tipo de información, en ese instante, el paciente no está procesando mentalmente esa información. No es consciente de los que se le está diciendo hasta que luego lo reflexiona.

-¿Pero ustedes tardan en tirar la toalla, no?

-I.O.: Nosotros es que nunca tiramos la toalla. Eso sí, debemos evitar siempre el ensañamiento terapéutico. Es algo igual de grave que no hacer nada por el paciente, pero mientras veamos un resquicio seguimos luchando de la mano del paciente. 

-¿Intentan que no caigan en sus manos ni amigos ni familiares?

-L.M.M.: Yo he operado a mis dos hermanos y a mi madre. Y María José ha operado a su padre. 

-I.O.: Yo operé a mi madre y a mi mujer .

-M.J.J.: Sí, cierto, pero porque mi padre me insistió. Yo no quería. Mi padre me dijo que si no le operaba yo, que no se operaba, así que para adelante.

-¿Es también otra tendencia intentar que el paciente pase cuanto menos tiempo en el hospital, mejor que mejor?

-I.O.: Cada día se está imponiendo más la cirugía mayor ambulatoria. Son los ingresos de corta estancia. Están aquí 24 o 48 horas, como mucho, o está el Hospital de Día en el que el enfermo llega por la mañana y la noche la pasa ya en casa, aunque eso conlleva unos protocolos muy exigentes. No puedes mandar a un enfermo a casa en cualquier condición. Todo está muy protocolizado. Los hospitales son focos de infecciones. Aquí los gérmenes están acostumbrados a la quimioterapia, a los antisépticos, porque conviven con ellos diariamente, y por lo tanto las infecciones que se pueden llegar a adquirir dentro de un hospital son más graves porque  los gérmenes son más resistentes. No es lo mismo que cojas una neumonía en un hospital que si la coges en casa, Aquí los gérmenes son más agresivos.

-Hablaba antes el doctor Ortiz del ensañamiento terapéutico. ¿Suena mal, no?

-I.O.: Es utilizar medios y tratamientos a un paciente que se sabe de antemano que no tiene viabilidad. Eso no se suele hacer con mala fe, médico sino todo lo contrario. El médico lo hace creyendo que tiene posibilidades y porque pierde la perspectiva del paciente.

-¿Y eso puede llegar a cegarles incluso?

-I.O.: Claro y entonces, a lo mejor, es necesario que llegue María José para que me diga que me estoy excediendo. Me hacen ver que ya un paciente no tiene viabilidad. Los médicos, cuando hacemos el Juramento Hipocrático hablamos también de “ayudar al bien morir”. Entonces hay que saber hasta dónde debemos llegar. De ahí las unidades de cuidados paliativos que son médicos que ayudan a los pacientes a que tenga un final lo más digno y humano posible. 

-¿Cuántos pacientes os llegan con la camilla llena de estampitas de cristos y vírgenes?

-L.M.M.: Algunos, algunos.

-¿Y luego piensan que es el Señor el que les ha salvado y no vosotros?

-¿Creen esos pacientes que tenéis un trabajo a medias con Dios a la hora de intentar salvarles?

-I.O.: Eso depende de si eres creyente o no. Si no lo eres , consideras que tu arte y oficio y tus estudios es lo único que importa. Sin embargo, si eres creyente te sientes que eres un instrumento en manos de ese Ser Superior que, al fin y al cabo, te ha dado la capacidad y esa posibilidad de poder estar donde estás. 

-M.J.J.: Yo les respeto si los pacientes se sienten mejor, me da igual si creen que ha sido Dios el que les ha curado o si ha sido mi equipo. No me importa y si ellos se sienten mejor…

-L.M.M.: Había un cirujano del siglo XVI que decía “yo lo operé y Dios lo curó”. Yo no soy agnóstico, soy ateo. En 2013 tuve una pancreatitis gravísima y estuve a punto de morirme cinco veces y estuve 88 días en el hospital. Y yo todavía tengo colgada en el cabecero de mi cama la medalla de la Virgen de Alcalá que me trajo Paco Gómez Armenta y la de Tierra Santa que me trajo Ignacio cuando visitó Jerusalén.

-¿Cuál es vuestra media de intervenciones a la semana?

-M.J.J.: Ahora con el SAS, tenemos tres quirófanos a la semana bastante llenos. Aprovechamos mucho y bien las mañanas.

-I.O.: Alrededor de 15 pacientes de cirugía con anestesia a los que luego hay que añadir siete u ocho de cirugía menor.

-¿Me dicen que San Rafael estudia una ampliación de algunos de sus quirófanos?

-I.O.: Nuestro hospital, ahora mismo, está por encima de la media de quirófanos que necesitará en función del número de camas que tiene. Eso  nos permite que, por ejemplo, se pueda ampliar al quirófano de cardiología. Tenemos unos quirófanos muy bien dotados y cómodos en cuanto a su tamaño y suficientes  para cubrir de manera eficiente toda la cartera de servicio con todas sus especialidades.

-¿Los pacientes suelen dar las gracias cuando se marchan para casa tras ser operados?

-L.M.M.: Sí, y le diría más. Muchos se convierten en amigos. Tengo grandes amigos que antes de ser amigos han sido pacientes. 

-¿Se siguen despidiendo muchos de ellos con un regalo o eso ya no se lleva?

-MJ.J.: A ver… No es como antes. Ya le dije que mi padre es cirujano y yo recuerdo que en mi casa siempre había jamón. Y en Navidad se juntaban hasta ocho jamones. Eso ya no existe. Es que no tienen por qué hacer un regalo. Los hay más agradecidos y los hay menos. Me vale con las gracias e incluso a veces me conformo simplemente con verlos que se van sanos y contentos por el servicio prestado en este hospital, que suele ser lo habitual. También le diré que era una época en la que el cirujano o el médico era casi como Dios.

-¿Les siguen poniendo el “don” delante de sus nombres?

-M.J.J.: Bueno, yo soy “la muchacha cirujana”. Al principio cuando empecé a operar me miraban con cara extraña y me decían ¿usted es la que me va a operar? Mujer y joven… Es complicado.

-I.O.: Depende de la población. La gente de cierta edad te sigue llamando don Ignacio pero en la gente joven el tratamiento ya es de Ignacio y, a veces, hasta de “quillo”.

Tienes que estar registrado para poder escribir comentarios.

© Joly Digital | Rioja 13, Entreplanta. 41001 Sevilla