Albert Martin Baena Regel: Los contaminantes eternos - Diario de Yucatán

2022-11-07 16:10:41 By : Ms. Sara Chan

Desde los sartenes que usamos y que “por milagro” no vemos pegada la comida, así como ropa o tejidos que no se manchan, algunos cosméticos populares (esmalte de uñas, maquillaje de ojos), productos químicos de limpieza, etc.

Estos productos de la química que están en un gran espectro de los usados diariamente para hacernos la vida más fácil están ahora bajo el foco de atención y, en algunas partes del mundo, se están eliminando por completo.

Este grupo de sustancias químicas conocidas como "PFAS" (sustancias per y polifluoroalquilo) es enorme. Hay más de 4,700 de estos compuestos a base de flúor. Y es que han penetrado en todos los rincones del mundo; se han infiltrado en el agua de la lluvia, contaminan nuestros alimentos y el agua potable y están siempre presentes en el medio ambiente, incluso en los lugares más remotos. Estos “químicos eternos” han existido durante casi un siglo; pero han pasado inadvertidos hasta hace relativamente poco tiempo, tal vez debido a su naturaleza invisible. 

Los PFAS son una familia de productos químicos fluorados altamente tóxicos denominados "químicos eternos" debido a su incapacidad para degradarse en el medio ambiente. "Los PFAS son productos químicos fabricados por el hombre con propiedades únicas (repelentes al aceite y al agua, resistentes a la temperatura y reductores de la fricción), lo que los hace difíciles de tratar en el medio ambiente". Estas propiedades físicas y químicas únicas son la consecuencia de uno de los enlaces más fuertes que se encuentran en la química orgánica: el enlace carbono-flúor, y es por eso que, los PFAS no pueden degradarse sin intervención.

Muchos se liberan durante la producción y el uso o después de la eliminación de material que contiene PFAS. Por lo general, están presentes en niveles relativamente bajos, pero las concentraciones más altas generalmente se encuentran en sitios contaminados, como plantas de fabricación de fluoroquímicos, fábricas de revestimiento de metales o instalaciones que utilizan PFAS para producir bienes.

Las vías de exposición son similares para los animales. Los estudios en animales sugieren que algunos PFAS están relacionados con toxicidad hepática, tumores en múltiples sistemas de órganos, alteración de los sistemas inmunitario y endocrino, efectos neuroconductuales adversos, toxicidad neonatal y muerte. Sin embargo, el proceso de bioacumulación en animales es diferente al de los humanos, por lo que las métricas existentes deben adaptarse, junto con nuevos modelos mecánicos, antes de que se puedan sacar conclusiones significativas.

Los estudios han demostrado que algunos PFAS en el medio ambiente pueden bioacumularse hasta el punto en que son detectables en la sangre de humanos y animales en todo el mundo, incluso en el Ártico y la Antártida. Aunque estas áreas remotas registran niveles bajos, aún superan incluso las pautas más estrictas diseñadas para proteger la salud humana. Los PFAS se unen a las proteínas, como la albúmina, y circulan por todo el cuerpo donde permanecen después de la exposición.

Un estudio realizado en mujeres embarazadas encontró que las concentraciones maternas de PFAS estaban asociadas con un mayor riesgo de preeclampsia de inicio tardío. Hay algunos indicios de que la exposición a PFOA, puede disminuir la respuesta de anticuerpos de un niño a la vacunación, aumentando su riesgo de desarrollar enfermedades infecciosas.

 Los resultados de estudios epidemiológicos han indicado asociaciones entre la exposición a PFAS y el riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer, a saber, de próstata, de riñón y de testículo, además de un mayor riesgo de niveles altos de colesterol y resultados adversos del desarrollo. 

Los niños pueden ser más sensibles a los efectos nocivos del PFAS y se cree que están expuestos cuando se llevan las manos a la boca después de gatear o jugar en alfombras y tapizados tratados con PFAS para repeler las manchas y el agua. Los químicos están asociados con bajo peso al nacer, retraso en el desarrollo, pubertad acelerada, variación ósea y cambios de comportamiento en los niños. Comprender y diseminar información

Esto es de vital importancia mejorar nuestro entendimiento de las PFAS y los riesgos que plantean. Todavía no sabemos qué tan dañinos son los PFAS, ya que, encontrar la respuesta requerirá una evaluación profunda a largo plazo. Necesitamos hacer más que solo analizar estos químicos peligrosos; necesitamos comprender mejor las vías de liberación y degradación ambiental de PFAS para determinar cómo se pueden gestionar y eliminar los productos químicos.

Es evidente que hay mucho camino por recorrer. Necesitamos más investigación sobre los diferentes tipos de PFAS y el daño que pueden causar, más información sobre sus sustituciones y alternativas en el mercado, y cualquier riesgo que puedan tener en el ecosistema, nuestros seres queridos y generaciones futuras.

En México la situación según el Consejo de Salubridad General dista de ser positiva, ya que no existe ningún artículo científico que exponga o analice la situación de estos PFAS en territorio nacional.—     Mérida, Yucatán, noviembre de 2022